domingo, 2 de noviembre de 2014

Cerdos

Pocos animales hay que sufran el yugo atroz del especismo tanto como el cerdo. No sorprende por ello que incluso algunas frases tan escalofriantes como «del cerdo se aprovecha todo» formen parte ya del vocabulario popular, aun cuando ni siquiera expresiones tan horribles logran revelar la magnitud real de su infierno cotidiano.

Pero los cerdos no son un cúmulo de costillas y chuletas, sino unos seres con intereses genuinos, una rica historia evolutiva y unas características y costumbres de las que bien podríamos llegar a aprender algo. A continuación se darán a conocer algunas de ellas, siempre recordando que van a mencionarse sólo algunas pocas y de un modo muy grosero y generalizado. No debemos olvidar que la comunidad de los cerdos ―como la de los humanos― está compuesta por individuos únicos e irrepetibles con su propia forma de ser y sus propias peculiaridades. 
 
LAS BALLENAS, PRIMAS LEJANAS 
 
Los cerdos pertenecen a la familia de los suidos, que incluye 5 géneros distintos compuestos por hasta 16 especies diferentes. Entre ellas encontramos a los facóqueros, a los babirusas o a los jabalíes. Dentro de los jabalíes hallamos también varias especies, como el jabalí verrugoso o el jabalí barbudo; y aunque en principio cabría sospechar del jabalí común un parentesco mayor con sus tocayos que con los cerdos, lo cierto es que estos y los jabalíes comunes forman parte de una misma especie: Sus scrofa. Lo que ocurre es que, en el caso de los cerdos, la cría selectiva ha terminado dando pie a una subespecie (Sus scrofa domestica), convirtiendo a sus representantes en poco más que una variedad del jabalí común.
 
Todos ellos son ungulados artiodáctilos, un grupo de animales caracterizados por la posesión de un número par de dedos en el término de sus extremidades (con dos de ellos particularmente desarrollados) en lo que se conoce como pezuña hendida o partida. El más antiguo de los artiodáctilos conocidos es el Diacodexis, un animal del tamaño de un conejo que habitó en el Eoceno, hace 55 millones de años. El Diacodexis evolucionó hacia diferentes especies, entre
las que se
encuentran los cerdos, los camellos, las jirafas o… ¡las ballenas! En efecto, los cetáceos (ballenas, delfines, orcas, etc.) evolucionaron a partir de unos antepasados de los hipopótamos, otros artiodáctilos, por lo que podemos decir que los cerdos están estrechamente emparentados con ellos, por increíble que la idea pueda parecer a simple vista. 
 
PEQUEÑOS GENIOS Y MAQUIAVELOS
 
El hocico cobra en los cerdos una importancia capital. Está dotado de una gran sensibilidad y es sin duda el órgano táctil de mayor relieve. En comparación, el hocico de los cerdos ocuparía una tarea similar a la función de nuestras yemas digitales. Está a su vez asociado con el olfato, muy desarrollado, y que compensa en gran parte la mala visión del animal. La región del cerebro dedicada a la olfacción iguala las regiones dedicadas al oído y a la vista juntas, un dato que ilustra bien su extraordinaria capacidad para el olfato.
 
Pero si hay algo en los cerdos que sea digno de mención es sin duda el último órgano citado: el cerebro. Los cerdos poseen un encéfalo muy desarrollado y son, junto con los grandes simios, los únicos animales con un sistema cerebrovascular idéntico al de los humanos. Ello lo acredita bien su gran capacidad para urdir planes y estrategias frente a sus congéneres. Se ha estudiado por ejemplo que, a menudo, un individuo que conoce la existencia de una zona rica y abundante de comida y que acude a ella directamente cuando se halla solo, se dedica por el contrario a dar fingidas vueltas en situación de compañia con objeto de despistar a su compañero y poder así disfrutar en exclusiva de su incógnito botín.
 
Es una pequeña muestra del intelecto de los cerdos, que se estima tanto o más desarrollada que la de un niño de tres años y muy superior a la de un perro, por poner algún ejemplo. Además de ello, poseen una gran capacidad deductiva, una buena memoria tanto a corto como a largo plazo, una extraordinaria capacidad para resolver problemas lógicos, y un elaborado lenguaje basado en diferentes clases de gruñidos (al menos 20 tipos diferentes han podido ser descritos).  
 
Los cerdos son capaces de realizar ejercicios de destreza física e intelectual, estudiar estrategias, hacer planes, engañar, y recordar objetos incluso años después de haberlos visto por última vez. 

LAS MUJERES AL PODER 
 
La sociedad de los cerdos está basada en el matriarcado. Se jerarquizan en este sentido de una manera muy similar a como lo hacen los elefantes, por ejemplo. En los grupos se establecen diferentes rangos, encabezados de ordinario por las hembras de mayor veteranía y experiencia. Los machos adultos, por su parte, son individuos solitarios que apenas se acercan al grupo para aparearse, privilegio del que sólo disfrutan quienes salen victoriosos de los duelos previos de costumbre. 
 
Pueden reproducirse a lo largo de todo el año, aunque las hembras sólo tienen un celo de 23 días y prefieren aparearse a finales del otoño o principios del invierno. Su preferencia es lógica, ya que, siendo sus embarazos de una duración de 4 meses, aparearse en esas fechas asegura que los partos se produzcan al inicio de la primavera. De esta forma, las madres evitan que sus hijos sufran la dureza de los meses más fríos en sus etapas más delicadas y se encuentren, por contra, con los de mayor abundancia alimenticia.
 
Las hembras preñadas construyen antes del parto un nido o refugio alejado del grupo a base de ramas y hierba donde darán a luz a sus hijos, por lo general entre 6 y 12. Estos permanecerán en el refugio unos 10 días antes de dar sus primeros pasos en el exterior, introduciéndose poco a poco en el grupo y comenzando a establecer unos vínculos sociales de importancia primordial. Son muy dependientes de la madre, a la que siguen allá donde vaya, pero sin dejar por ello de divertirse y juguetear, algo muy característico de ellos. La madre amamanta a los pequeños durante 3 meses, ayudada a menudo por las otras hembras del grupo, que pueden amamantar a los hijos de otra hembra sin problema. Son madres muy responsable y valerosas, no cabiendo en ellas la vacilación cuando tienen que enfrentarse a lo que puedan considerar una amenaza contra sus bebés, llegando a dar la vida ―literalmente― por defenderlos. Después del destete, los hijos siguen protegidos por sus madres, pero deben ya buscar el alimento por su cuenta.
 
Una jerarquía matriarcal puede ser quizá motivo de envidia para las mujeres, pero no crean los hombres estar a salvo de atributos que anhelar; y es que seguro que muchos estarían dispuestos a renunciar a cierto grado de poder o privilegio con tal de compartir con los cerdos... ¡la media hora que duran sus orgasmos! 
 
PIONEROS EN LA FANGOTERAPIA

Una de las creencias más populares en torno a los cerdos es que son animales muy voraces, apoyada en que son capaces de comer casi de todo y en grandes cantidades. Esta creencia es cierta en parte, pero no exenta de una justa explicación. Los cerdos comen mucho debido a su gran masa corporal (aunque nunca sobrepasan el límite de la saciedad), y comen casi de todo por tratarse de animales omnívoros, como los humanos. Esto les permite asimilar cualquier tipo de alimento, aunque están poco adaptados al consumo de carne y, salvo algunos gusanos o larvas ocasionales, su dieta se basa en productos de origen vegetal, tales como raíces, frutos y plantas.
 
Otras afirmaciones en cambio no pueden tildarse más que de patrañas. Una de ellas se asume encarnada en la famosa frase «sudar como un cerdo». Los cerdos no tienen glándulas sudoríparas funcionales, por lo que no pueden sudar, ni mucho ni poco. Este error tiene cierta relación con otra gran mentira que es a su vez la más arraigada sobre los cerdos en la cultura popular. Se trata de la tendencia de asociarlos con la suciedad. Esto suele deberse a la costumbre de los cerdos de revolcarse en el barro; pero cuando alguien no cuenta con la posibilidad de sudar y su capacidad para salivar y jadear es reducida, pocas opciones más sensatas existen que darse un baño de lodo para reducir sofocaciones y prevenir la sequedad cutánea. Además, los baños de barro son perfectos para desparasitarse y evitar agentes infecciosos (una costumbre compartida también aquí con los elefantes), más aún en individuos con dificultad para rascarse debido a sus cortas y poco móviles extremidades.
 
Vemos pues que estos baños responden a cuestiones de salud y bienestar y en ningún caso a una higiene descuidada. Los cerdos se han limitado a aprovechar las características y propiedades del fango, una práctica que, curiosamente, ha acabado siendo introducida en los humanos sin connotaciones despreciativas y sin caer en la cuenta de que su hábito ha sido común en otros animales desde mucho tiempo atrás.
 
Para terminar con este breve paseo por la vida y costumbres de los cerdos, cabe mencionar una curiosa anécdota recogida en el libro El alma de los animales, de Gary Kowalski. En él se describe una escena en la que una cerda que acababa de dar a luz a sus bebés se puso a arrancar narcisos y a colocarlos alrededor de sus retoños, formando una corona amarilla con los tallos hacia fuera y los pétalos en un círculo interior. Es un relato que invita a reflexionar sobre las maravillas que debe albergar el universo porcino más allá nuestra limitada visión antropocéntrica.
 
Limpios, inteligentes, sensibles, sociables, atentos, curiosos, buenos compañeros, madres responsables… Eso y mucho más son los cerdos; seres con una vida valiosa por sí misma y unos intereses muy alejados de las granjas y los mataderos. 

 ---------------------------------------- 

3 comentarios:

  1. Uff...Qué emocionante leerlo. Muchas gracias. Son fascinantes.
    Un saludo. Ariana

    ResponderEliminar
  2. :)Genial articulo,me a encantado.Gracias :).
    Convivo desde hace dos meses con dos mini pigs rescatados y me asombro día a día viéndolos e interactuando con ellos, lo que mas me sorprende es ver lo poco que realmente sabemos (o mejor dicho se) sobre estos animales y lo listos que son. Me di cuenta de su mala visión y también deduje la importancia del hocico XD. Al principio tenían mucho miedo a los humanos por todo lo que han pasado y me huían aterrorizados. Pero poco a poco nos estamos haciendo amigos y ya se acercan, vienen a mi y dejan que los toque. Ahora estoy aprendiendo su lenguaje ya puedo imitar varios sonidos (gruñidos) amistosos, pero al principio uno de los sonidos no le cogí bien el tono y lo hice grave cuando en realidad era mas agudo y en una escala mas alta, al oírlo los cerditos se les erizaron los pelos de la cabeza y parte de la espalda se les formo una cresta XD se pusieron muy nerviosos y en alerta. Ahora ya me sale mejor y vienen a olisque arme sin miedo a morderme piernas, manos o las botas XD y he podido distinguir unos nueve sonidos diferentes. Lo que me tiene loca y no encuentro esa información en Internet es el significado en los cerdos del movimiento del rabito, es solo contra los insectos para espantarlos ?, o es una forma de mostrar que están contentos como los perros ?. Espero no a verme enrollado demasiado y no molestarte con mi historia personal.
    He disfrutado mucho no solo con esta entrada sobre los cerdos porque vengo del blog "Filosofía Vegana" donde estaba leyendo tus respuestas a los comentarios de la gente en el articulo de Luis sobre el libro de Melanie Joy, me vine vía Link XD aterrizando aquí en tu blog y me voy con una sensación enriquecedora y muy grata :) Muchas muchas gracias. Muy agradecida. Es un placer leer vuestros artículos y opiniones los de Luis y ahora los tuyos también, me hacéis pensar, aprender y lo disfruto mucho.
    ZEROⓋMISHIMA

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas, muchas gracias por compartir con nosotros tu experiencia persona, Zeromishima. Siempre resultan enriquecedoras a muchos niveles. Gracias, de verdad, y también por tus palabras.

      Un saludo.

      Eliminar

Toda opinión será bienvenida siempre que se ajuste a las normas básicas del blog. Los comentarios serán sin embargo sometido a un filtro de moderación previo a su publicación con efecto de contener las actitudes poco cívicas. Gracias por su paciencia y comprensión.